domingo, 5 de agosto de 2012

QUIEN FUE JOSE ANGEL PEDRAZA


JOSE ANGEL PEDRAZA

En 1967, Pedraza era un joven delegado de los trabajadores ferroportuarios, militante del Partido Comunista.


En la revista partidaria Los de Abajo propuso la creación de un Frente Obrero contra “el reformismo, la conciliación, las claudicaciones de los dirigentes” y por “la liberación de los trabajadores, la revolución socialista”. En 1968, en la CGT de los Argentinos, conoció al joven escritor y periodista Rodolfo J. Walsh, de 41 años, convocado para dirigir el Semanario CGT. Ambos confluirían en el peronismo. En ese periódico, Walsh publicó por entregas su investigación ¿Quién mató a Rosendo?, donde radiografió la situación de la clase obrera: “Se echa a los más combatientes, previamente calificados de ‘comunistas’ o de peronistas revolucionarios. Se disuelven las comisiones internas, si es necesario se las compra”. Cuando los trabajadores recurren al sindicato “allí también fastidian, allí también cuestionan, allí también resultan ‘comunistas’. Patrones y dirigentes han descubierto al fin que tienen un enemigo común”. Detenido durante las dos últimas dictaduras, fundador del Grupo de los 25 que en 1979 organizó el primer paro posterior al golpe militar, Pedraza llegó a la conducción de la Unión Ferroviaria durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Cuando Carlos Menem asumió la presidencia, dos asesores de Pedraza, Julio Savón y Fernando Carlos Frediani, fueron designados administrador y subadministrador de Ferrocarriles y su tesorero, Santos Reale, quedó a cargo de los ferrocarriles metropolitanos, que fueron saqueados como paso previo a la privatización. Una mutual fantasma de viviendas ferroviarias formada por Pedraza recibió 66 espacios y locales en las principales estaciones de la red, por un alquiler promedio mensual sin indexación alguna de 15 dólares cada uno. En los mismos meses de 1989 en que decidió apoyar el plan racionalizador y privatizador del Banco Mundial, Pedraza se mudó a una casa de un millón y medio de dólares en Villa Devoto, paso previo a su desembarco en el emblemático Puerto Madero de los nuevos ricos. Paradigma del sindicalismo empresario, también recibió los 11.000 kilómetros del Belgrano Cargas. Su administración fue un vaciamiento: la AFIP detectó que para la realización de las obras que pagaba el Estado el Belgrano Cargas contrató con empresas inexistentes, como vía de fuga de fondos. También obtuvo luz verde de la mayoría automática menemista en la Corte Suprema de Justicia para controlar el gremio sin elecciones. Para ello consiguió excluir a la opositora Lista Celeste mediante un ardid estatutario. Utilizó como único medio para comunicar las condiciones del comicio un aviso en la página de Finanzas de La Nación, que como todo el mundo sabe es la lectura habitual de fin de semana en el hogar de los entonces 90.000 ferroviarios de todo el país. Ahora, sólo quedan 9.000. En proporción, hubo pocos aportes tan significativos a la desocupación. En 1996 uno de los líderes opositores, Jorge De Nápoli, fue despedido de su trabajo en el ferrocarril San Martín y citado en un bar por el jefe de custodia y operaciones de Pedraza, Rubén Norberto Carrizo, quien le dio a elegir entre aceptar plata para desistir o vérsela “con los pesados”. La disyuntiva fue reiterada por los propios pesados: el mayor Osvaldo Zacarías (que había participado con De Nápoli en un alzamiento carapintada) y el capitán Héctor Pedro Vergez, hoy detenido por crímenes de lesa humanidad. Ambos se presentaron en el galpón de la lista Celeste, cedido a De Nápoli por el automovilista Rubén Valentini, nieto, hijo y sobrino de ferroviarios. Ambos militares trabajaban entonces para la SIDE. Valentini encontró en la ventana de su casa en Pinamar un pan de una libra de trotyl cuya mecha se apagó cuando sólo faltaban dos centímetros para que llegara al detonador. En un allanamiento a la sede de la Unión Ferroviaria, la Gendarmería secuestró panes de trotyl, mechas lentas, detonadores y cintas de empaque idénticos a los que se emplearon para el fallido atentado y un plano del centro de Pinamar, del cual faltaba la parte que corresponde a la casa de Valentini. Durante el interinato presidencial del senador Eduardo Duhalde, Pedraza negoció un nuevo convenio que redujo los derechos de los pocos miles de trabajadores ferroviarios que quedaban. Acordó con las empresas América Latina Logística Central SA y América Latina Logística Mesopotámica SA el convenio 612/03 en el que se admite la Polivalencia Funcional (o cláusula del fregado y el barrido), la ampliación del período de prueba a seis meses, la asignación de las vacaciones en cualquier momento del año a voluntad del empleador y la prohibición de huelgas. Pedraza también fue procesado por administración fraudulenta del fondo de sepelios de los trabajadores ferroviarios y embargado por 50 millones de pesos, en 2006. Los aportes de los trabajadores eran derivados a una mutual supuestamente sin fines de lucro, cuyo presidente era Héctor Horacio Amigo (de Pedraza). Gracias a ese artificio, a los afiliados a la Unión Ferroviaria morirse les salía cuatro veces más caro que a sus colegas de la Asociación de Señaleros. Según la fiscal Graciela Gils Carbó el contrato celebrado entre la UF y la mutual, que a su vez subcontrató con la empresa Parcelas Argentinas la compra de espacio en cementerios privados era “una fachada para cubrir el fabuloso desvío de fondos sindicales en provecho propio de los enjuiciados”. En mayo de 2008 la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal declaró la nulidad de lo actuado y la prescripción de la causa. Firmó ese fallo Eduardo Riggi, el principal sospechado en la causa por los sobornos para excluir a Pedraza de la investigación por el crimen de Mariano Ferreyra.

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